El Tiemblo | Ávila

TOROS DE
GUISANDO

Protohistórico

Hay en el lugar conocido como Guisando cuatro esculturas de animales realizadas en granito que sorprenden, entre otras cosas, por su esquematismo, su belleza plástica y sus considerables dimensiones, de más de un metro y medio de alto por cerca de tres metros de largo.

Los rasgos de las figuras de Guisando coinciden con las de un conjunto de esculturas a las que se ha venido en denominar “verracos”.

Son contadas las excepciones a la exagerada esquematización de los verracos, pués se reproducen los órganos sexuales masculinos y pocos detalles más, como en el caso de Guisando, en que la identificación como toros se basa, tanto en el parecido en su silueta con estos animales, como en los orificios que se perciben en su testuz y que es de suponer se aprovecharan para incrustar en ellos extremos de cornamentas de toros.

Las esculturas se esculpieron en época prerromana, entre el 500 y el 100 a.C., si bien los “verracos” continúan tallándose  durante época romana, eso sí con ligeras variantes que permiten identificarlos frente a las esculturas vettonas. Surgen así piezas de pequeño tamaño que tienen normalmente inscripciones en latín en homenaje a los difuntos, por lo que se especula con su utilización como estelas funerarias.

Al menos uno de los Toros de Guisando, el primero que nos encontramos según accedemos al recinto, fue conocido y reutilizado en época romana. En el costado se advierte una inscripción en latín que se traduce como “Longinos lo hizo a su padre Prisco de la tribu de los calaeticos”.

Es posible que este personaje, Longinos, agrupara las diversas esculturas, antes dispersas, y erigiera con ellas un monumento en memoria de su padre.

No es ésta la única ocasión en que el lugar de Guisando se ha beneficiado  de sucesos de  carácter conmemorativo, pues muchos siglos después, en 1468, el rey Enrique IV de Castilla declara en Guisando heredera de su reino a su hermana la infanta Isabel, luego Isabel la Católica, despejando así el camino para que se unieran los reinos de Castilla y Aragón tras la boda de Isabel con el rey aragonés D. Fernando.

Sea por la belleza de las esculturas, por su extraña concentración o por ser referente de hechos históricos significativos, el lugar disfruta de una atracción popular desde hace siglos y baste comentar al respecto que a él se refieren, entre muchos otros, Lope de Vega, o el mismísimo Cervantes en su obra universal El Quijote.

LOCALIZACIÓN

Los Toros de Guisando se encuentran en un recinto vallado, recientemente acondicionado.

Para acceder al lugar es necesario seguir desde Ávila la N-403 hacia El Tiemblo. Una vez pasada la población, a unos cuatro kilómetros, se llega a un cruce con una carretera local que el que se señaliza el lugar arqueológico. Siguiendo por esa carretera, a menos de dos kilómetros, se alcanza el recinto en el que se encuentran las esculturas.

Entre los muchos lugares de interés histórico de la zona que podemos visitar se encuentran La Calzada Romana del Puerto del Pico, el Castillo de Mombeltrán y el Conjunto Histórico de Arenas de San Pedro.