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Bachi Marín, líder de Bisturí: «No hay lugar más hermoso que Lanús»

Por Federico Arcelli.

Su nombre completo es Carlos Alberto Marín, pero todo el mundo lo conoce como Bachi. Nació un 18 de septiembre de 1961 en Lanús, ciudad donde se crió, creció, se desarrolló como profesional y donde desea transitar el último minuto de su vida. Es hijo de Héctor Marín, quién supo vestir la camiseta del Granate a mediados de la década del cuarenta. Líder y fundador de la banda musical Bisturí, que arrancó en 1985 pero que se terminó de consolidar a fines de los noventa. Hoy, además de continuar en los escenarios, conduce un instituto cultural en el centro de la ciudad, donde le enseña a los chicos y jóvenes a aprender distintos instrumentos. La Unión de Lanús te acerca un nuevo capítulo de la sección «los mejores del barrio», con la historia de vida completa de un personaje entrañable de nuestro distrito.


Próximos recitales: 20 de septiembre a las 20 hs en el Teatro Municipal de Lomas de Zamora. Sábado 29 de septiembre por la tarde en la estación Lanús. Y el 15 de octubre en el teatro Astros.


-¿Cómo y cuando nació Bisturí?

-Bisturí nació en el año 1985, cuando tenía 24 años. Respecto al cómo, generalmente cuento una sóla historia, pero esta vez voy a contar las dos. Nos habían pasado cosas raras, todas ellas negativas. Armamos la banda «Gel» y tuvimos que pensar otro nombre porque creo que ya estaba patentada en Rosario, y encima apadrinada por Fito Paez. En otro momento, nos tocó viajar a Rosario y a Córdoba y enterarnos cerca de la fecha que se suspendía el recital, con toda la desilusión que eso genera. También nos habíamos encontrado con un productor que nos prometió que nos iba a llevar a tocar por todos lados y de la nada se cortó. Con toda esta mala onda, sumado a que nuestros temas tenían varios cortes, decidimos crear un nombre relacionado con eso. Primero pensamos en «Navajas», pero ya existía una banda llamada «Monos y Navajas», que sino me equivoco todavía existe. Luego de rompernos la cabeza con la denominación, llegamos a la conclusión de que nuestro grupo se tenía que llamar «Bisturí».

-¿Fue tu primera formación?

-No. Mi primera formación fue «Géminis», unos años antes. Después «Pómulo dantesco», «General Bachi» y «Bachi y la Cruz del Bisturí».

-¿Fue frustrante la situación de las cosas que no se daban?

-Si, al principio sí, pero la ventaja que teníamos en aquel entonces era que se podía suspender algún que otro show, pero la cantidad de ofertas de lugares para tocar era inmensa. A su vez, las compañías discográficas te ponían ropa, transporte, sonido y te pagaban. También estaba la edición del CD, es decir, te daban plata por eso. Ahora el disco ya es algo que está un poco perdido.

-¿En Lanús también existía esa gran oferta?

-Por supuesto. En Lanús había más de seis lugares para tocas. En varias oportunidades, nos pasó de tocar dos veces los viernes y dos veces los sábados, en diferentes espacios. Antes la situación era distinta y estaba bien diferenciada. Existían boliches donde ibas a tomar algo y tocaban bandas, y otros lugares que eran pura y exclusivamente para bailar. Ahora está todo junto. Vendés entradas y tocás en una discoteca o al revés. El tema es que hoy no hay muchos boliches para presentarse, y en los que hay, tenés que vender entradas y a veces no están dadas las condiciones para el músico. En los ochenta había mucha fuente de trabajo. Básicamente cobrábamos y vivíamos de la música.

En los ochenta había mucha fuente de trabajo; cobrábamos y vivíamos de la música»

-Pasa que fue por el auge del rock, supongo

-Así es. Se daba esto por ser el auge del rock y, en mi opinión, la mejor época, sin dudas. En los ochenta surgieron bandas de diferentes estilos y todas muy buenas. Podemos mencionar a Los Abuelos de la Nada, Sumo y así seguir hasta no terminar más. Existe un libro que se llama «Mente subterraneo» que es de un tipo que habla de la cantidad enorme de bandas muy buenas que por diferentes motivos no triunfaron. Nosotros salimos seleccionados como una de las mejores bandas de Argentina en esa década.

-¿Porqué pensás que varias de estas bandas no triunfaron?

-Yo creo que pasó por la cantidad y calidad que había.

-Sin embargo, parecería ser que Bisturí tuvo más trascendencia.

-Sí. Tuvimos un salto muy grande en el año 98. A Mario Pergolini le gustaba mucho lo que hacíamos y pasaba nuestra música muy seguido en la radio Rock And Pop. Considero que desde el 97 al 2000 estuvo nuestro mayor auge como banda. Ya en el 2001, falleció mi viejo y tuve algunos meses de parate, que se mezclaron con la realidad difícil que estaba atravesando el país. Cuando volví decidí hacer un disco sobre él y fueron rotando algunos integrantes de la formación original.

-¿Cuántos discos tenés?

-Tengo 17 discos editados de manera independiente, más los 45 discos que producí de otros grupos. Y a través de compañías discográficas, como BMG, tengo con el grupo Bravo.

-Además de tu banda, estuviste con Bravo

-Así es, entre 1997 y 1999 estuve de gira con Bravo y grabé el disco «Un instante de magia». Integré la banda un año y medio y ahora les estoy produciendo su nuevo disco, con una formación nueva. Yo no llegué a la etapa de CAE, sino después, cuando estaba moni Lopez en voz y Poletti en batería.

-¿Cuál es el disco que más te gusta?

-El de mi viejo, que lo grabé en 2001. En la actualidad, abro los festivales con un tema homenaje a él y lo cierro con otro que también le escribí. Los temas que más me gustan de este CD son «víctima del corazón», «esta pena de dolor» y «un ángel más». La pérdida de mi papá fue un antes y un después para mí; se me hace difícil contarlo y no emocionarme. «Un ángel más» lo toqué ni bien falleció él, en una discoteca llamada Sudaca. Mi mamá no venía desde que lo perdimos, pero ese día decidió acercarse. Cuando comencé a tocar el tema y a cantarlo, en el medio del lugar apareció una luz arriba de mi vieja. Todo el mundo lo vio. De la emoción tuve que parar el show.

El mejor disco mío fue el que le hice a mi viejo»

-¿Representaste la música de Lanús alguna vez?

-Sí. En el año 99, presenté en la subsecretaría de Cultura dos temas que se llaman «Dulce» y «Sin ti», para participar en un certamen muy groso llamado «Rockandrolazo», organizado por la provincia de Buenos Aires. Allí participaban las mejores bandas de Lanús, de Temperley y de cada localidad de la provincia. Tuvimos el honor y el orgullo de quedar como el mejor grupo de Lanús y llegar a la final. Salimos segundos y teníamos la posibilidad de grabar un disco como premio, pero quedó en la nada. El 99 fue una etapa muy linda para el grupo.

-¿Fuiste premiado como músico en el municipio?

-Hasta ahora no. Me lo han dicho alguna vez que podía existir la posibilidad, pero no hubo más nada que eso. Ojalá que algún día se pueda dar. Para mí sería un placer y un orgullo.

-Has tocado en lugares emblemáticos como Cemento, ¿verdad?

-Así es, pero con la particularidad de ser la primera banda que se presentó allí. Me acerqué un día a cemento porque veníamos arrastrando mucha gente de diferentes lugares, sobretodo la parte céntrica de capital y por supuesto Lanús. Cemento, hasta aquel entonces, era sólo un boliche, pero un día fui de caradura y le dije a los dueños que tenía una banda y que quería tocar. Me dijeron que no se podía porque no tocaban bandas, pero me puse firme y les aseguré que iba a convocar entre 200 y 250 personas. Chabán, dueño de ese momento, nos dijo de probar y así nació todo. Después de nosotros tocaron bandas como Escocia, que después fue Bravo, Los Ratones Paranoicos y Los Piojos, entre otros. Se transformó en una verdadera cuna del rock.

Fuimos la primera banda que tocó en Cemento»

-¿Compartiste escenario con algunos de esos artistas o bandas conocidas?

-Sí, con Sumo, en los ochenta, cuando recién salían ellos y nosotros. Tocamos más temprano y ellos a la noche. Tuvimos la oportunidad de cruzarnos y hablar un rato. Incluso, hace unos siete años le arreglé el disco a la esposa de Arnero y nos acordábamos de aquellos tiempos. Compartimos muchas cosas y muy lindas.

-¿Y en la TV participaste?

-Sí, en la vieja ATC. Salimos finalistas de uno de los festivales más grandes realizados en Cemento, organizado por ton Lupo, que se llamaba «Neo Sonido 2002». Salimos finalistas con Beso Negro, Banda de la Calle y La Montaña. Fue a fines de los noventa donde tocamos en televisión. Lamentablemente no puedo conseguir ese video para volver a verlo. Se lo presté a un amigo y no me lo devolvió más, je.

-Muy pocas bandas continuaron con su nombre y formación a lo largo del tiempo. ¿Porqué Bisturí sí?

-Por la constancia, las ganas de tocar y no fijarme lo que se pasaba en la radio o en la televisión para copiarlo. Hacer lo que a mí me parecía. Sentirme cómodo de tocar lo que siento. No me acostumbro a ser sesionista. Me ha pasado que me vinieron a buscar para tocar, y te soy sincero, voy y hago la gamba, pero la verdad a mí me gusta tocar lo mío. Creo que nacés con un nombre y apellido y así tiene que ser la música también, una identidad. Me pone contento que esto lo haya respetado la gente. Fijate que ya estamos transitando por la tercera generación. Hoy quienes nos venían a ver ya son padres y hasta tal vez abuelos. Es algo muy lindo.

-Tuviste un breve paso por el fútbol, antes de la música, ¿cierto?

-Sí. Yo era jugador de fútbol como mi papá, que en el 45 jugó en Lanús y de ahí se fue a Banfield, con quien no había rivalidad en ese momento. Yo jugaba muy bien al fútbol. En la cancha de Lanús se hizo la presentación de los campeonatos Evita. Era emocionante ver toda la cancha llena con los cuadros que se presentaban a disputar ese torneo. De ahí salió Maradona de los Cebollitas, por ejemplo. Yo estaba en el equipo Unidad Básica N°13 Eva Perón. Mi técnico fue agarrando un jugador de cada lugar y armó un equipazo. El campeonato Evita se jugaba en toda la Argentina. Yo tendría 10 u 11 años, en el año 73, la época de Perón cuando volvió. Un mundo divino.

-¿Te acordás de esa época?

-Sí, claro. Me acuerdo de todo lo lindo que era. No había maldad. Jugábamos a la pelota todo el día en la calle; los amigos eran amigos; había cero quilombo de droga. Podías salir a cualquier hora a tomar helado. Con mi viejo nos sentábamos a tomar matea a las tres de la mañana y no pasaba nada. Era otra cosa.

-Pasa que la dictadura y el menemismo arruinó todo…

-Totalmente. Siento ver esos recuerdos en blanco y negro. Lo que veo ahora es en color, pero todo ficticio; no me puedo acostumbrar de todo a la actualidad. Hay generaciones actuales que no pueden entender lo que viví, seguramente, porque no se criaron con ese ambiente. Es por eso que no me arrepiento para nada de haber nacido en el año que nací por la educación, el trabajo y el respeto. No me arrepiento de nada, fue de lo mejor. Hoy en día es muy jodido criar pibes, por como viene la cosa.

-¿Cómo ves el contexto actual?

-Musicalmente está difícil y a nivel país está terrorífico. Lo musical lo vivo en mi instituto. En tiempos como los actuales, que está más complicado todo, lo primero que cortás es la cuota del instrumento y es lógico. Más allá que le cortás las piernas a los pibes que quieren estudiar y es lo más lindo que les puede pasar, tienen que elegir entre la comida y esto.

Musicalmente está difícil y a nivel país está terrorífico»

-¿Notaste bajas?

-Sí, un 300% hace dos años y medio, fácil. Este año que empezó se notó mucho más, pero ya venía cayendo. Se me redujeron 270 alumnos a ciento y pico.

-¿Cuánto se te complica llevar a cabo el instituto en esta crisis?

-Mucho. Yo vivo solo y cuesta muchísimo porque hay que pagar un alquiler, pero no voy a bajar los brazos. Tengo un nivel de gente excelente que no quieren soltar este lugar en ningún momento. No lo pienso cerrar y estaré acá peleándola para seguir haciendo esta actividad que les va a servir a todos. Siempre atendí bien y cuidé a los músicos; traté de darles lo mejor.

-¿Considerás importante al instituto, también, para evitar los problemas de la calle?

-Sin lugar a dudas porque ellos estudian una hora, pero una hora antes tienen que pensar en esto y después se llevan tarea para la próxima clase. Que se preocupen por aprender les permite olvidar las cosas malas.

-¿Te encontraste con alumnos con dificultades económicas o de adicciones?

-A nivel plata muchos casos, y de adicciones te diría que casi el doble. No soy psicólogo, pero hubo mucha gente con la que me junté a charlar. Llevé a alguno que otro a cenar para decirle loco no te vayas a aquella esquina, andate al otro lado, y sirvió. De todos modos va en la voluntad de cada uno. Tenés que elegir entre arruinarte o tener una vida más tranquila, que es lo mejor.

-Al rock se lo asoció mucho con las adicciones. ¿Creés que es un mito?

-El tema de las adicciones estuvo siempre, antes de los ochenta con el tango, por ejemplo. Con el rock quizás se adjetivó así porque se trataba de una raíz nueva, entonces nos trataban como drogadictos. En la cumbia esto también se da y mucho más. Yo pienso que la juventud tomó mucha conciencia, respeto y miedo sobre la cocaina. Quizás acceden a la marihuana, pero tomaron mucho conocimiento de estos peligros. No los veo en la calle reventados como antes a los chicos. En el instituto sinceramente veo a todos los pibes sanos pensando en venir a hacer música. Quizás hoy no está tanto la droga en la música sino más bien en la política.

-¿Te sentís realizado?

-Sí, y plenamente feliz. No me arrepiento de nada de lo que pasó hasta ahora, más allá que siempre queda camino por recorrer.

-¿Y Lanús que significa para vos?

-Todo. Me quiero morir acá porque no hay una ciudad más hermosa que Lanús. La gente, los locos, los basureros, los mendigos, son parte del todo. Me vuelve loco mi tierra y me encanta.